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Adquiere el hábito de hablar a Dios como si estuvieras a solas con Él, familiarmente y con confianza y amor, como al más querido y afectuoso de los amigos.
Adquiere el hábito de hablar a Dios como si estuvieras a solas con Él, familiarmente y con confianza y amor, como al más querido y afectuoso de los amigos.