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Las tragedias reales de la vida no guardan ninguna relación con las ideas preconcebidas. En realidad, uno siempre se siente desconcertado por su simplicidad, su grandeza de diseño y por ese elemento de lo extraño que parece inherente a ellas.
Las tragedias reales de la vida no guardan ninguna relación con las ideas preconcebidas. En realidad, uno siempre se siente desconcertado por su simplicidad, su grandeza de diseño y por ese elemento de lo extraño que parece inherente a ellas.