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  • Pasemos un día tan deliberadamente como la Naturaleza, y no nos despistemos por cada cáscara de nuez y ala de mosquito que caiga sobre los raíles. Levantémonos temprano y ayunemos, o rompamos el ayuno, suavemente y sin perturbación; dejemos que la compañía venga y dejemos que la compañía se vaya, dejemos que las campanas suenen y que los niños lloren, decididos a hacer de él un día.

    Henry David Thoreau (1882). “Walden”, p.153