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  • En cualquier actividad, debemos saber a qué atenernos, cómo alcanzar nuestros objetivos y qué capacidad poseemos para la tarea propuesta. Los únicos que pueden decir que han renunciado al fruto son los que, así equipados, no sienten ningún deseo por los resultados de la conquista y permanecen absortos en el combate. Se puede renunciar al fruto, pero esta renuncia no significa indiferencia hacia el resultado.