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El romance, como el conejo en el canódromo, es la recompensa esquiva, falsa y nunca alcanzada que, para beneficio y diversión de nuestros amos, nos mantiene corriendo y pensando en círculos seguros.
El romance, como el conejo en el canódromo, es la recompensa esquiva, falsa y nunca alcanzada que, para beneficio y diversión de nuestros amos, nos mantiene corriendo y pensando en círculos seguros.