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No abogo por no tener armas. Me gustan las mías y no voy a renunciar a ellas. Pero en este país, mi útero está más regulado que mis armas. Los anticonceptivos y los servicios de salud reproductiva son más difíciles de conseguir que las balas. ¿A qué viene eso? ¿Las armas no matan a la gente, las vaginas sí?