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  • En cuanto a la conversación de nuestros alumnos, que brille su virtud y su sentido del bien y del mal y no tenga más guía que la razón. Hazle comprender que confesar un error que descubre en su propia argumentación aunque sólo él lo haya advertido es un acto de justicia y de integridad, que son las principales cualidades que persigue; la terquedad y el rencor son cualidades vulgares, visibles en las almas comunes mientras que recapacitar, cambiar de opinión y renunciar a un mal caso en el calor de la discusión son cualidades raras que muestran fortaleza y sabiduría.