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  • Una persona que no peca ni de pensamiento ni de obra, y es justa y equitativa, adquiere un enorme valor y fuerza. Como líder, necesitas el coraje que nace de la integridad para ser capaz de un liderazgo poderoso. Para conseguir este valor, debes escudriñar tu corazón y asegurarte de que tu conciencia está limpia y tu comportamiento es irreprochable.