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  • El temor de encontrar la oposición de la envidia, o la iliberalidad de la ignorancia es, sin duda, la causa frecuente que impide a muchos hombres ingeniosos introducir en el mundo opiniones que se apartan de la práctica común. De ahí que, por falta de energía, la joven idea se vea encadenada por la timidez y un pensamiento útil quede sepultado en la impenetrable penumbra del olvido eterno.