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  • Hace muchos años, un hombre muy sabio llamado Bernard Baruch me llevó aparte y me pasó el brazo por el hombro. "Harpo, muchacho", me dijo, "voy a darte tres consejos, tres cosas que deberías recordar siempre". Mi corazón se aceleró y brillé de expectación. Iba a escuchar la contraseña mágica para una vida rica y plena de boca del mismísimo maestro. "¿Sí, señor?" Dije. Y me dijo las tres cosas. Lamento haber olvidado cuáles eran.

    "Harpo Speaks!".