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  • La primera semana de agosto se sitúa en la cima del verano, en la cima del año, como el asiento más alto de una noria cuando hace una pausa en su giro. Las semanas anteriores son sólo un ascenso desde la templada primavera, y las siguientes un descenso hacia el frío del otoño, pero la primera semana de agosto es inmóvil y calurosa. También es curiosamente silenciosa, con amaneceres en blanco y mediodías deslumbrantes, y atardeceres embadurnados de demasiado color.

    Natalie Babbitt (2015). “Tuck Everlasting”, p.3, Macmillan