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  • Que nadie piense en matar el pecado con pocos golpes, fáciles o suaves. El que una vez hirió a una serpiente, si no sigue su golpe hasta matarla, puede arrepentirse de haber comenzado la pelea. Lo mismo ocurre con el que se compromete a tratar con el pecado, y no lo persigue constantemente hasta la muerte.

    John Owen (1994). “The Works of John Owen”