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A medida que las riquezas aumentan y se acumulan en pocas manos, a medida que el lujo prevalece en la sociedad, la virtud será considerada en mayor grado sólo como un apéndice gracioso de la riqueza, y la tendencia de las cosas será apartarse de la norma republicana. Esta es la verdadera disposición de la naturaleza humana; es lo que ni el honorable miembro ni yo podemos corregir. Es una desgracia común que le espera a nuestra constitución estatal, así como a todas las demás.