-
Los Estados totalitarios pueden hacer grandes cosas, pero hay algo que no pueden hacer: no pueden dar al obrero un fusil y decirle que se lo lleve a casa y lo guarde en su dormitorio. Ese fusil, colgado en la pared del piso obrero o de la casita del trabajador, es el símbolo de la democracia. Nuestro trabajo es asegurarnos de que siga ahí.