El gobierno está formado por una pandilla de hombres exactamente como tú y como yo. No tienen, unos con otros, ningún talento especial para los asuntos de gobierno; sólo tienen talento para conseguir y ocupar cargos. Su principal recurso para conseguirlo es buscar grupos que suspiren por algo que no pueden conseguir y prometer dárselo. Nueve de cada diez veces esa promesa no vale nada. La décima vez se compensa saqueando A para satisfacer B. En otras palabras, el gobierno es un intermediario del pillaje, y cada elección es una especie de subasta anticipada de bienes robados.