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  • Es extraño un Dios que habla de Reglas de Oro y perdón, y luego inventó el infierno; que habla de moral a otras personas y no tiene ninguna; que desaprueba los crímenes y sin embargo los comete todos; que creó al hombre sin invitación, y luego trata de trasladar la responsabilidad de los actos del hombre sobre el hombre, en lugar de colocarla honorablemente donde corresponde, sobre sí mismo; y, finalmente, con una obtusidad totalmente divina, ¡invita a este pobre esclavo maltratado a adorarlo!