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Este único palo, que ahora contemplas yaciendo sin gloria en ese rincón descuidado, lo conocí una vez en un bosque en un estado floreciente: Estaba lleno de savia, lleno de hojas y lleno de ramas: Pero ahora, en vano el ocupado arte del hombre pretende competir con la naturaleza, atando ese marchito manojo de ramas a su tronco sin savia: En el mejor de los casos, no es más que el reverso de lo que fue: un árbol al revés, con las ramas en la tierra y la raíz en el aire.