El crecimiento de los árboles y las plantas se produce tan lentamente que no es fácil verlo. A diario notamos pocos cambios. Pero, con el tiempo, vemos que se ha producido un gran cambio. Lo mismo sucede con la gracia. La santificación es una obra progresiva que dura toda la vida (Prov 4:18). Es una obra asombrosa de la gracia de Dios y es una obra por la que se debe orar (Ro 8:27).