-
Estás acabado -un muerto viviente- no cuando dejas de amar, sino cuando dejas de odiar. El odio conserva: en él, en su química, reside el misterio de la vida.
Estás acabado -un muerto viviente- no cuando dejas de amar, sino cuando dejas de odiar. El odio conserva: en él, en su química, reside el misterio de la vida.