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  • Cuando la frustración de mi impotencia parecía mayor, descubrí que la gracia de Dios era más que suficiente. Y después de mi encarcelamiento, pude mirar atrás y ver cómo Dios utilizó mi impotencia para Su propósito. Lo que Él ha elegido como mi testimonio más significativo no fueron mis triunfos o victorias, sino mi derrota.