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No es para quedarse en un copón de oro que Él baja cada día del Cielo, sino para encontrar otro Cielo, el Cielo de nuestra alma en el que Él se deleita.
No es para quedarse en un copón de oro que Él baja cada día del Cielo, sino para encontrar otro Cielo, el Cielo de nuestra alma en el que Él se deleita.