Sólo el poeta conoce la astronomía, la química, la vegetación y la animación, pues no se detiene en estos hechos, sino que los emplea como signos. Sabe por qué la llanura o pradera del espacio está cubierta de esas flores que llamamos soles, lunas y estrellas; por qué las profundidades están adornadas con animales, hombres y dioses, pues en cada palabra que pronuncia cabalga sobre ellos como los caballos del pensamiento.