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Había supuesto que la Tierra, el espíritu de la Tierra, notaba las excepciones: los que la dañan sin querer y los que no. Pero la Tierra es sabia. Se ha entregado al cuidado de todos y, por tanto, todos son responsables.
Había supuesto que la Tierra, el espíritu de la Tierra, notaba las excepciones: los que la dañan sin querer y los que no. Pero la Tierra es sabia. Se ha entregado al cuidado de todos y, por tanto, todos son responsables.