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El brillo penetrante de las espadas, blandidas por los seguidores de la Vía, golpea al enemigo maligno, que acecha en lo más profundo, sus propias almas y cuerpos.
El brillo penetrante de las espadas, blandidas por los seguidores de la Vía, golpea al enemigo maligno, que acecha en lo más profundo, sus propias almas y cuerpos.