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Nacimos con una tendencia natural a centrarnos en el amor. Nuestra imaginación era creativa y floreciente, y sabíamos cómo utilizarla. Estábamos conectados a un mundo más rico, un mundo lleno de encanto y sentido de lo milagroso. ¿Qué ocurrió?
Nacimos con una tendencia natural a centrarnos en el amor. Nuestra imaginación era creativa y floreciente, y sabíamos cómo utilizarla. Estábamos conectados a un mundo más rico, un mundo lleno de encanto y sentido de lo milagroso. ¿Qué ocurrió?