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Debemos tener cuidado de no adular demasiado poco a los tontos, o demasiado a los sabios, porque el adulador debe actuar exactamente al revés que el médico, y administrar la dosis más fuerte sólo al paciente más débil.
Debemos tener cuidado de no adular demasiado poco a los tontos, o demasiado a los sabios, porque el adulador debe actuar exactamente al revés que el médico, y administrar la dosis más fuerte sólo al paciente más débil.