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Cuando tenía mis ovejas, era feliz, y hacía felices a los que me rodeaban. La gente me veía llegar y me daba la bienvenida, pensaba. Pero ahora estoy triste y solo. Voy a amargarme y a desconfiar de la gente porque una persona me traicionó. Voy a odiar a los que han encontrado su tesoro porque yo nunca encontré el mío. Y voy a aferrarme a lo poco que tengo, porque soy demasiado insignificante para conquistar el mundo.