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  • Fue una mañana en la que toda la naturaleza gritó ¡para siempre! La brisa, que soplaba suavemente desde el valle, parecía traer un mensaje de esperanza y alegría, susurrando golpes de chip embocados y brassies aterrizando de lleno en la carne. La calle, que aún no había sido marcada por los hierros de cien dubs, sonreía con su verdor al cielo azul.

    P. G. Wodehouse, D. R. Bensen (1999). “Fore!: The Best of Wodehouse on Golf”, p.174, Houghton Mifflin Harcourt