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¿No es éste un verdadero día de otoño? Justo la melancolía quieta que me encanta, que hace que la vida y la naturaleza armonicen. Los pájaros consultan sobre sus migraciones, los árboles se revisten de los tonos agitados o pálidos de la decadencia, y comienzan a esparcir por el suelo, para que las propias pisadas no perturben el reposo de la tierra y el aire, mientras nos regalan un aroma que es un perfecto anodino para el espíritu inquieto. ¡Delicioso otoño! Mi alma misma está unida a él, y si fuera un pájaro volaría por la tierra buscando los otoños sucesivos.