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Una buena conciencia es para el alma lo que la salud es para el cuerpo; preserva en nosotros una tranquilidad y serenidad constantes, y contrarresta con creces todas las calamidades y aflicciones que puedan sobrevenirnos del exterior.
Una buena conciencia es para el alma lo que la salud es para el cuerpo; preserva en nosotros una tranquilidad y serenidad constantes, y contrarresta con creces todas las calamidades y aflicciones que puedan sobrevenirnos del exterior.