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  • Hija mía... ¿por qué no me cuentas todo lo que te preocupa, hasta los detalles más pequeños? Cuéntamelo todo, y que sepas que esto me dará una gran alegría". Le respondí: "Pero Tú lo sabes todo, Señor". Y Jesús me contestó: "Sí, lo sé; pero no debes excusarte con el hecho de que Yo lo sé, sino que con sencillez infantil háblame de todo, porque mis oídos y mi corazón están inclinados hacia ti, y tus palabras Me son queridas".