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  • El silencio es el refugio universal, la secuela de todos los discursos aburridos y de todos los actos insensatos, un bálsamo para todos nuestros disgustos, tan bienvenido después de la saciedad como después de la decepción; ese fondo que el pintor no puede pintarrajear, sea maestro o chapucero, y que, por torpe que sea la figura que hayamos hecho en el primer plano, sigue siendo siempre nuestro asilo inviolable, donde ninguna indignidad puede asaltarnos, ninguna personalidad puede perturbarnos.

    Henry David Thoreau (2013). “A Week on the Concord and Merrimack Rivers”, p.312, Courier Corporation