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  • La preocupación por el hombre mismo y por su destino debe constituir siempre el interés principal de todos los esfuerzos técnicos, la preocupación por los grandes problemas no resueltos de la organización del trabajo y de la distribución de los bienes, a fin de que las creaciones de nuestra mente sean una bendición y no una maldición para la humanidad. Nunca olvidéis esto en medio de vuestros diagramas y ecuaciones.