Recuerda las palabras de Cristo: "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá". Estas palabras son literalmente verdaderas, no figuras ni ficción. Fueron la efusión de la sangre del corazón de uno de los más grandes hijos de Dios que jamás hayan venido a este mundo nuestro; palabras que vinieron como fruto de la realización, de un hombre que había sentido y realizado a Dios mismo; que había hablado con Dios, vivido con Dios, cien veces más intensamente de lo que tú o yo vemos este edificio.