Autores:
  • Hay momentos en los que no tengo nada más que decir a Dios. Si continuara orando con palabras, tendría que repetir lo que ya he dicho. En esos momentos es maravilloso decirle a Dios: "¿Puedo estar en Tu presencia, Señor? No tengo nada más que decirte, pero me encanta estar en Tu presencia".