El deporte es donde toda una vida puede comprimirse en unas pocas horas, donde las emociones de toda una vida pueden sentirse en un acre o dos de terreno, donde una persona puede sufrir y morir y resucitar en seis millas de senderos a través de un parque de New York. El deporte es un teatro donde un pecador puede convertirse en santo y un hombre corriente en un héroe fuera de lo común, donde el pasado y el futuro pueden fundirse con el presente. El deporte es singularmente capaz de proporcionarnos experiencias cumbre en las que nos sentimos completamente uno con el mundo y trascendemos todos los conflictos al convertirnos por fin en nuestro propio potencial.