-
Al acumular bienes para nosotros mismos o para nuestra posteridad, al fundar una familia o un Estado, o incluso al adquirir fama, somos mortales; pero al tratar con la verdad somos inmortales, y no debemos temer ningún cambio ni accidente.
Al acumular bienes para nosotros mismos o para nuestra posteridad, al fundar una familia o un Estado, o incluso al adquirir fama, somos mortales; pero al tratar con la verdad somos inmortales, y no debemos temer ningún cambio ni accidente.