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De los pocos placeres inocentes que les quedan a los hombres más allá de la mediana edad, el de hacer tragar el sentido común a los tontos es quizá el más agudo.
De los pocos placeres inocentes que les quedan a los hombres más allá de la mediana edad, el de hacer tragar el sentido común a los tontos es quizá el más agudo.