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Lo que leemos con inclinación causa una impresión mucho más fuerte. Si leemos sin inclinación, la mitad de la mente se emplea en fijar la atención; así que sólo hay una mitad que emplear en lo que leemos.
Lo que leemos con inclinación causa una impresión mucho más fuerte. Si leemos sin inclinación, la mitad de la mente se emplea en fijar la atención; así que sólo hay una mitad que emplear en lo que leemos.