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Con mucho, el veneno más fuerte para el espíritu humano es la incapacidad de perdonarse a uno mismo o a otra persona. El perdón ya no es una opción, sino una necesidad para la curación.
Con mucho, el veneno más fuerte para el espíritu humano es la incapacidad de perdonarse a uno mismo o a otra persona. El perdón ya no es una opción, sino una necesidad para la curación.