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Oh tiempo, veloz ladrón de todas las cosas creadas, cuántos reyes, cuántas naciones has deshecho, y cuántos cambios de estados y de diversos acontecimientos han sucedido desde que las maravillosas formas de este pez perecieron aquí, en este hueco cavernoso y sinuoso. Ahora, destruido por el tiempo, yaces pacientemente en este espacio confinado, con los huesos despojados y desnudos, sirviendo de apoyo y sostén a la montaña superpuesta.