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  • Si amo a la otra persona, me siento uno con ella, pero con ella tal como es, no como necesito que sea como objeto para mi uso. El respeto implica, pues, la ausencia de explotación: permite al otro ser, cambiar y desarrollarse "a su manera". Esto requiere el compromiso de conocer al otro como un ser separado, y no meramente como un reflejo de mi propio ego. Según Velleman, esta voluntad amorosa y la capacidad de ver al otro como realmente es se ponen de manifiesto en nuestra disposición a arriesgarnos a exponernos.