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  • Cualquier gobierno funcionará si la autoridad y la responsabilidad son iguales y están coordinadas. Esto no asegura un "buen" gobierno, simplemente asegura que funcionará. Pero tales gobiernos son raros: la mayoría de la gente quiere dirigir las cosas, pero no quiere tener parte de culpa. Esto solía llamarse el síndrome del "conductor de asiento trasero".

    Robert A. Heinlein (1987). “Time Enough for Love”, p.230, Penguin