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Volví a sentir lo sencilla y frugal que es la felicidad: un vaso de vino, una castaña asada, un miserable braserillo, el sonido del mar. Nada más.
Volví a sentir lo sencilla y frugal que es la felicidad: un vaso de vino, una castaña asada, un miserable braserillo, el sonido del mar. Nada más.