-
Los niños bien educados son los revolucionarios más temibles. No dicen ni una palabra, no se esconden debajo de la mesa, sólo comen un trozo de chocolate cada vez. Pero luego se lo hacen pagar caro a la sociedad.
Los niños bien educados son los revolucionarios más temibles. No dicen ni una palabra, no se esconden debajo de la mesa, sólo comen un trozo de chocolate cada vez. Pero luego se lo hacen pagar caro a la sociedad.