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  • No avanzó mucho más, sino que se sentó en el frío suelo y se abandonó durante un largo rato a la más absoluta miseria. Pensó en freír tocino y huevos en la cocina de su casa, porque por dentro sentía que ya era hora de comer; pero eso sólo lo hizo más miserable.

    J.R.R. Tolkien (2012). “The Hobbit”, p.43, Houghton Mifflin Harcourt