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  • ¡Libertad! Ese era el pensamiento que cantaba en su corazón para que, aunque el futuro fuera tan tenue, fuera iridiscente como la niebla sobre el río cuando el sol de la mañana caía sobre él. Libertad. No sólo libertad de un lazo que la irritaba, y de una compañía que la deprimía; libertad, no sólo de la muerte que la había amenazado, sino libertad del amor que la había degradado; libertad de todos los lazos espirituales, la libertad de un espíritu incorpóreo, y con la libertad, coraje y una valiente despreocupación por lo que viniera.