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  • Parecería que no hay nada más obvio, más tangible y palpable que el momento presente. Y, sin embargo, se nos escapa por completo. Toda la tristeza de la vida reside en ese hecho. En el transcurso de un solo segundo, nuestros sentidos de la vista, del oído, del olfato, registran (a sabiendas o no) un enjambre de acontecimientos y un desfile de sensaciones e ideas pasa por nuestra cabeza. Cada instante representa un pequeño universo, irrevocablemente olvidado en el instante siguiente.