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  • Realmente me odias, ¿verdad? Quiero decir, ¿destruir el cono de helado de alguien? Eso es vicioso". Sus mejillas enrojecieron. "No te vi allí. De verdad". Le limpió la camisa con más frenesí, como si pudiera evitar que se manchara si frotaba lo suficiente. "Oh, ahora veo tu plan, y es mucho más retorcido de lo que pensaba". Daniel sonrió satisfecho. "Buscabas una excusa para meterme mano.