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  • Podemos ignorar incluso el placer. Pero el dolor insiste en ser atendido. Dios nos susurra en nuestros placeres, habla en nuestra conciencia, pero grita en nuestros dolores: es su megáfono para despertar a un mundo sordo.... Sin duda, el dolor como megáfono de Dios es un instrumento terrible; puede conducir a una rebelión definitiva y sin arrepentimiento. Pero da la única oportunidad que el hombre malo puede tener para enmendarse. quita el velo; planta la bandera de la verdad dentro de la fortaleza del alma rebelde.